Capilla de la Moreira
A ermita de San Sebastián aparece citada por primera vez en el informe de la visita pastoral de 1754. En la del año de 1780 se ordena que "se retoque el crucifijo del altar y su peana, que se quite la madera que hay en medio de la capa, e impide la vista de altar, asegurando el tejado que se retejará con dos crucetas. Que se repare el ático, y se cierre el Arco de la capa con cantería quitando los balaustres, dejando una ventanilla para hacer oración, y que se compre libro en que formen las cuentas, que se presentará en las visitas para su revisión y aprobación".
En 1818 el mayordomo de San Sebastián era Rosa Argüelles, mujer de Manuel Antonio Ribas, cirujano de A Moreira, que hizo un arreglo profundo de la capilla por su cuenta.
La capilla se cita cómo propia de la parroquia en 1854, haciendo constar que mide “seis metros de longitud y cinco de latitud”, y que en ella se celebra misa alguna vez y, anualmente (el 20 de enero, cuando sacan en procesión a San Sebastián y Santa Lucía), las funciones del titular.
En 1883 se construye una ermita nueva, más espaciosa e idónea, en las cercanías de la antigua. Los encargados fueron José Eiró y Antonio López. Luego también se reconocen los beneficios de los que disfrutará por los "inmensos favores que por mediación del glorioso mártir San Sebastián acaba de experimentar este año haciendo cesar el contagio". La devoción popular hizo de San Sebastián el protector de la peste, posiblemente porque la difusión por los aires de esta enfermedad la hacía comparable a las flechas, que son atributo esencial del mártir. Otra posibilidad es que la peste fuera considerada un castigo divino, como flechas enviadas por Dios, lo que recuerda al dios Apolo.